22 de diciembre de 2011

Proyecto Diciembre 2011: Versionando la Navidad


Para comenzar quiero desearle una feliz navidad y un prospero año nuevo a todos :)
Aquí les dejo este pequeño relato que trata sobre la esperanza y sobre todo de los deseos casi imposibles y cómo se debe aprender a lidiar algunas veces y no escapar de los problemas; espero que lo disfruten y recuerden que los viejos deseos de navidad pueden cumplirse cuando menos lo esperan por eso es importante tenerlos en mente siempre.

Mi lista de navidad

Hacía frío esa noche, demasiado frío para estar completamente sola… sin abrigo alguno, sin nadie que la confortara; pero así había sido siempre, nunca le hacía falta nadie para lograr lo que quería, ella tenía el poder de cambiar de piel cuando hacía falta, podía ser todo y ser nada a la vez. Aunque la mayoría de personas, como sus familiares, preferían llamarlo “hipocresía”. Pero ellos solamente le tenían envidia, a su corta edad ya manejaba perfectamente el arte del camuflaje.

Se detuvo. Las piernas le dolían de tanto correr, ni siquiera sabía hacia donde se dirigía, y cómo podría saberlo si ni siquiera sabía dónde se encontraba. Miró a su alrededor, era un viejo y oscuro parque con pobres decoraciones navideñas… Caminó lentamente contemplando todo aquel siniestro lugar, le pareció lindo en cierta forma. A medida que caminaba se tranquilizaba un poco más. Tenía que pensar sobre muchas cosas, una tarea que detestaba.

Mariana odiaba pensar y analizar cada cosa, ella simplemente actuaba según su instinto, hacia lo que creía conveniente y nunca se arrepentía de nada.

Prefiero saltar de una vez sin mirar. Era lo que siempre decía cuando todos los señores de la lógica la atacaban, después de todo no tenía nada que perder, ni siquiera en nochebuena. No tenía nada que celebrar, no tenía nada por lo que estar agradecida.

Se sentó en una vieja banca para tomar aire, aquel tétrico lugar se hallaba completamente solo; podrían matarla y nadie se daría… Pero quizá los asesinos psicópatas estaban muy ocupados celebrando la navidad.

Mariana apenas tenía diez años pero al parecer debía analizar una larga vida para saber qué hacer… Qué debía hacer cuando el reloj marcara la medianoche.

Primeramente era momento de sacar la lista de santa, esa lista donde se hallaban todas las cosas que siempre había deseado pero jamás había tenido por ser una niña mala.

Querido Santa:

Aquí está mi lista de los deseos, espero que para esta Navidad vengas a visitarme y traigas todo lo que quiero, realmente lo necesito, Papá Noel, ¡te lo imploro!

1. Quiero ser feliz.

2. Quiero ser yo misma.

3. Quiero ser amada.

4. Necesito ayuda… desesperadamente.

5. Quiero ir a cualquier otra parte.

6. Necesito un verdadero amigo.

7. Quiero una familia que me acepte.

8. Necesito un futuro verdadero.

9. Deseo vivir en paz.

10. No quiero estar sola.

Le estaré esperando con ansias. Muchas gracias de antemano, te quiero, Santa Claus, y siempre creeré en ti aunque mi hermano mayor diga que no eres real. ¡Por supuesto que lo eres! Mucho más que cualquiera.

¿Tan difícil eran esas diez cosas? No pedía juguetes costosos… pero lo triste era que Santa Claus jamás había llegado a su hogar. Su madre siempre decía que era porque ella era una niña mala y desobediente; pero Mariana se había portado sumamente bien por todo este año, sin berrinches ni llantos, pero nada. La excusa que su mamá dio ese año fue la peor: Papá Noel no encontró lo que pediste, eres una desconsiderada. ¿Tienes idea de lo que pediste? ¿No puedes ser como las otras niñas y pedir una muñeca y ya? Tan molesta como tu padre.

Por eso había huido, por eso había escapado de aquel lugar. Lo detestaba tanto… Toda su familia reunida pensando y charlando de ellos mismos, la Navidad debía ser una mentira; en los especiales de la televisión siempre salía una familia feliz festejando con amor y armonía, pero ese no era su caso. Ya no quería escuchar las mentiras de los adultos, ella no quería ser así, no quería convertirse en un horrible monstruo cansado de luchar por sus sueños.

Mariana se puso de pie y siguió el sendero de aquel parque, no tenía idea hacia donde la llevaba pero ella lo seguía con plena confianza. El reloj sonó, ya era medianoche, fuegos artificiales iluminaron el cielo y la pequeña imagino a la mentirosa de su madre abrazando a todos en la casa. Comenzó a llorar pero entonces observo algo curioso frente a ella, una joven pareja se abrazaba y celebraba la Navidad, juntos en aquel parque. Parecían realmente felices, mucho más que las personas extravagantes de su hogar.

Mariana observó en silencio, era una escena tan extraña; ambos lucían sumamente jóvenes pero ahí estaban, unidos en un abrazo mirándose a los ojos con toda la seriedad del mundo. Él le prometía hacerla feliz y ella prometía cuidarle en todo momento, hablaban de la nueva vida que empezarían unidos, nadie los podría separar... Eran ellos contra el mundo, en busca de un final feliz. Entonces se besaron y sonrieron… Todo era tan sorprendente, el hecho de que los adultos pudieran amar así… o tal vez ellos no eran adultos, en absoluto, parecían tan sólo unos niños portándose mal a escondidas de los mayores y planeando el plan de escapismo.

Mariana corrió camino a su hogar. Era lo que ella quería, simplemente eso, y estaba segura que algún día lo tendría. Incluso si su familia seguía siendo de aquella forma, ella crecería… y algún día, tan sólo tal vez, algún día, ella encontraría eso y podría decir las palabras mágicas que había escuchado de los labios de aquel muchacho esa hermosa Nochebuena: No quiero estar lejos de ti… jamás.