Un poco tarde pero aquí entrego mi relato. Pues en esta ocasión mis personajes se han vuelto anónimos y no han querido mostrarse ante mi, por lo que los llame "él" y "ella"; el fragmento que elegí es de una interesante canción que describe perfectamente a "ella", pero a medida que nacía este relato "él" quiso mostrarse y robarle el protagonismo a su amada... espero que les agrade y todos los comentarios son muy bien recibidos. Mil besos a todos, que los disfruten :D
“400 golpes contra la pared han sido bastantes para aprender a encajar con gracia y caer de pie… a esconderlo dentro y llorar después; por eso cuando dijo que no me quería apreté los dientes, dije que me iría.” Mil pedazos. Christina y los subterráneos.
Él y ella
Él lo sabe todo sobre ella.
Conoce de memoria todas sus mañas y astucias; no hay día que no vea aquel pequeño lunar que esconde bajo su flequillo. Sabe que le encanta mezclar la soda de dieta con la de cereza, cómo se levanta cada mañana dando tumbos de la cama… conoce muy bien su rutina de domingo y sabe que una vez al mes mira su película triste favorita esperando ver un final feliz esta vez.
En su cabeza revolotea la risa de aquella ninfa traviesa… aquella extraña voz reseca que suena melodiosa cada vez que quiere algo.
Él sabe la razón por la que ella siempre sonríe y por la que siempre llora. Las razones por las que se enamora una y otra vez resultan tan confusas como la misma trigonometría.
Él conoce todos sus gustos extravagantes y el olor a mandarinas en su piel. Ha visto todos sus desastrosos cortes de cabello; jamás olvida las pocas ocasiones que la ve con vestido y balanceándose en tacones.
Él sabe que en el fondo ella solamente es una niñita disfrazada de adulta… y una niñita malvada que nunca aprende la lección y le gusta cometer errores por diversión.
Él soporta todas las locuras que pasan por esa cabecita, aquella imaginación tan potente que en todos esos años no ha cambiado en nada.
Una experta en hacerse daño, amante del peligro, nunca piensa antes de actuar, testaruda, rebelde, contradictoria, llorona, alegre, enamorada del amor… todo eso y más es ella. Su nombre es Libertad y sus sueños infinitos.
Su cara tan hermosa, con aquellos gigantescos ojos grises, su calidad sonrisa que dibuja dos hoyuelos en cada mejilla, aquel flequillo con el que se esconde del mundo y su cabello decolorado… es simplemente imperfecta, pero él conoce algo que nadie más siquiera se imagina.
Aquella chica ha estado en sus manos completamente rota, desolada y verdadera.
Es tan testaruda y nunca aprende. Desde aquella primera vez, hace tanto tiempo…
Cuando conoció al sujeto equivocado, un muchacho engreído que la utilizo hasta sacarle la última gota de amor de su cuerpo. Ella le entrego todo, pero un día se fue como si nada y su corazón termino roto en mil pedazos; él mismo le ayudo a recoger todos aquellos pedazos para guardarlos por si le haría falta después.
Y aquello se hizo cotidiano en la vida de esa niñita traviesa, romperse el corazón un millón de veces, recoger los pedazos y reciclar el amor…esconder el agujero en su pecho, tragarse las lágrimas y llorar después.
Era como un gato aprendiendo a caer de pie, perfeccionándose en el arte del engaño con el tiempo, aprendiendo a conspirar…
Él conocía absolutamente todo de ella, sus excusas y quejas; todas sus relaciones suicidas que la habían vuelto insensible. Ya no podían herirla, ya no podían romper lo que estaba roto.
Ella entra por la puerta como un fantasma, esta vez no llora… él dijo que no la ama pero no tiene ya importancia ella lo sabía, siempre lo supo.
Él sabe todo sobre ella, y le ama aun si sólo es una niñita busca problemas. Pero sabe que jamás podrá amarlo.
Ella no conoce el amor, el amor verdadero… ella le teme a cualquier relación. Le da un pánico terrible cuando las cosas salen bien y escapa.
Porque quiere ser libre y no amada. Pero ella no lo sabe, solamente él…quien la observa con amor desde que se conocieron hace tanto tiempo.
Quien prometió ser su amigo más fiel que cuida sus pasos, que la rescata del abismo, quien limpia sus lágrimas. El amor es insignificante al compararlo con aquella amistad…no, aquel lazo especial que los une por siempre.
Ella sabe cuidarse sola, es fuerte, nihilista, tantas veces se ha roto que aprendió el arte de apretar los dientes, respirar y tragarse las ganas de llorar…aprendió a mentir con tanta facilidad que puede negar un “te amo” en cuestión de segundos.
Y el sigue negándose a aceptar que perdió, mientras la abraza y deposita un beso en su mejilla llena de rubor. Jamás podrá ser más que eso, más que un beso en la mejilla.
La niña mala huye siempre que tiene miedo, cuando todo es demasiado perfecto se esmera en destruirlo… está acostumbrada a sentir lastima de sí misma.
Y al final del día, ella prefiere vivir a su manera, a contra corriente; mientras que él esconde el amor entre las piernas de la chica solitaria de al lado... pero él tiene un secreto. Él tiene un pequeño pedazo de aquel corazón roto tantas veces, lo lleva escondido bajo la chaqueta y jamas se lo entregara a nadie...ese pedazo de corazón de su niña mala.