Me acorde de olvidarte
Luego de tantos fríos inviernos pensé haberme vuelto más fuerte. En todos estos años no he dejado de construir grandes muros de concreto a mi alrededor, nadie puede acercarse a mí, nadie puede tocarme realmente… aquí dentro, donde todo duele… nadie puede dañarme si estoy en la cima más alta, fuera del alcance de cualquier vendaval. Desde que te fuiste, las lágrimas desaparecieron pero también se fueron todas mis sonrisas contigo.
Creí que al ser adulta me haría una persona fuerte e intocable, pero es increíble cómo te hallas en el aire que respiro, entras en mi cuerpo penetrando todas mis fortalezas… es increíble como no puedo huir de tu recuerdo… ¿cuánto tiempo ha pasado desde aquel entonces? Éramos apenas unos niñitos jugando con fuego… ¡aquellas quemaduras!
Recuerdo nuestro pasatiempo favorito, ir a perder el tiempo en aquel edificio junto a mi casa… ¿lo has visto? Ahora está hecho pedazos, casi en abandono como nuestros corazones. Todas nuestras memorias se las llevaron aquellas gigantescas nubes, las que tanto me espantaban, mientras tú me abrazabas y me prometías lo imposible.
Pero es que desde que te fuiste de aquí todo se volvió tan difícil, todo parece un engaño… donde puedo tenerlo todo pero es como si fuera nada.
La noche pasada dormí junto con alguien… creí que lo amaba pero ahora lo dudo; el dijo que le encantaba la perforación de mi ombligo mientras lo besaba y al llegar a mi espalda se detuvo… me pregunto quién eras, de que porque estabas marcado en mi piel. Y lo recordé todo.
La tarde sumergida en nuestro edificio que en algún tiempo se tiño de verde, jugando en los pasillos y observando el mundo desde las grandes ventanas… dijiste que el mundo jamás nos detendría… esa tarde quisimos jugar más y nos perforamos el cuerpo retando al dolor, fue ese día en que te quemaste contra mi piel. Tatué tu nombre en mi espalda: esas cuatro letras clavadas en mi ser para siempre. Te sorprendiste en un comienzo y luego sonreíste… tu nunca me grabaste en tu ser; siempre me contabas tus sueños de volar y ser libre… jamás te atabas ni siquiera por el amor, nadie podía detenerte. “demasiado joven para morir” tu dialogo siempre conseguía confundirme.
Hace tanto que no me acordaba de olvidarte, era una rutina ya… beber café, encender la computadora, revisar mi correo, prender la televisión, poner las noticias, olvidarme de ti, cepillarme los dientes, esperar a que vuelva la inspiración a mi…
Hace tanto que no tomaba las odiosas pastillas para dormir y sacarte de mis sueños a patadas es mi nuevo pasatiempo. Prefiero cuando se trata de olvidar de recordar que alguna vez te dije que era diferente el amor contigo… pero si intento acordarme de olvidarte, sólo consigo pensar más en cómo sería mi vida junto a ti si todo hubiera salido de acuerdo al plan.
Miró nuestro viejo edificio, donde alguna vez jugamos al amor. Creí que te olvidaría, ahora sé que eres irremplazable y jamás lo conseguiré… arrancarte de mi piel y borrarte por completo de mi alma; nunca nadie la ha tocado como tú lo hiciste en tan sólo dos segundos.
Y si ahora yo vivo en el limbo y tú en el infierno es solamente nuestra culpa por jugar con fuego, por creernos más que nadie… por pensar ser invencibles en nuestra torpe adolescencia… tú terminaste de pagar por aquel crimen que cometimos, en cambio yo sigo pagando mi condena… una condena eterna sin ti.
Dicen que te han visto de nuevo, incluso que han hablado contigo… que luces tan diferente, has madurado, que vives como cualquiera, trabajas en la oficina y tienes familia. Les digo que se equivocan, que esa persona no puedes ser tú… si moriste hace ya tanto tiempo, justo en aquel edificio… yo lo vi con mis ojos, cuando morías en mis brazos y tocabas mi alma por última vez. Tal vez han visto tu fantasma, les digo o te has convertido en un zombi, un ser sin voluntad, sin alma… pero tú realmente ya no estás aquí, la persona que ame y sigo amando, a pesar del dolor, ya no está aquí. Nuestro amor, al igual que un caótico incendio, terminó en cenizas y aunque jamás podremos dar marcha atrás no es como si todo lo que vivimos, encerrados en nuestra fortaleza utópica con falsas promesas y mi amor por ti, fuera a desaparecer.
Pero en esta tarde, mientras el sol se pierde detrás del viejo edificio, sólo puedo despedirme de ti y esconder en lo más profundo de mi ser un fragmento del amor en desuso.